Solía vivir en una casa muy pequeña; no era el castillo que siempre soñé pero era mi lugar especial. Una noche de enero luego de un largo día de trabajo voy camino a mi pequeña casita. Esa noche tuve muchos inconvenientes en el camino, era como si el destino no hubiese querido que ocurriese el encuentro entre mi hogar y yo. No me di por vencida y llegue. Cuando abrí la puerta una fuerte corriente de agua cayó sobre mí. Mi lugar especial estaba arruinado. Todo lo que antes era parte de mi casa había tomado forma de animal marino. Mi nevera era una ballena, mi zapatos pez espadas y mi ropa tiburones. Ni siquiera se convirtió en un hermoso acuario como el que vemos en el los parques de atracciones. No tuve más remedio que correr en dirección opuesta y comenzar de nuevo mi búsqueda. Gracias Sr. Rodríguez por inundar mi casa.