miércoles, 30 de enero de 2013

Anoche


En ocasiones la mejor manera de sacar las cosas del sistema es hablando. Sin embargo no soy tan buena con las palabras, al contrario de lo que muchos puedan pensar.

 Soy Marcela, apenas acabo de culminar mis estudios en medicina. Aún no tengo hijos pero tengo una familia que me ama y lo tengo a él. Bueno, la realidad es que ya no sé a quién tengo o no.

Son apenas las 7:00 am y no tengo la valentía suficiente como para salir de aquí. Debo llevar al menos cuatro horas encerrada en este asqueroso lugar. Intento recrear los hechos en un orden lógico pero se me hace imposible.

Ya habíamos llegado a casa de mis padres, él se quedaría conmigo sólo por esta noche.  Hablamos de cosas insignificantes hasta que el sueño nos ganó. No sé cuando tiempo habíamos dormido, pero no fue hasta que sentí demasiado peso sobre mi cuerpo que me percate que ya no estaba soñando. Él intentaba matarme.

El  simple hecho de ver lo que me hacia me mataba por dentro lentamente. Saque fuerzas de donde no las tenía y logré sacarlo sobre mí. Desde ese momento se me hace imposible saber que paso en el orden exacto. Él  golpeo todo mi rostro una y otra vez, sin importar mi  llanto entre los gritos que le pedían que me dejara. “Por favor, déjame, ¿Qué tu me haces?, por favor” Suplique tantas veces… Pedí ayuda pero nadie me escuchaba o no me querían escuchar.

Logré salir, corrí, me escondí y aún no sé qué carajos debo hacer; aún está arriba y yo estoy escondida llorando e intentando comprender que paso. ¿Qué paso? ¿Qué le hice? Cierro los ojos y recuerdo su rostro  lleno de ira levantando su mano y otra vez para golpearme. Los golpes dejaron de ser golpes para transformarse en odio, en resentimiento, en dudas…

No tengo un plan, pero pronto lo tendré... por ahora sólo debo salir de aquí.

domingo, 6 de enero de 2013


    Quería no dejarme llevar, pero sus palabras son mucho más fuertes. Llevamos horas tomando, nos miramos constantemente, pero nadie se fija en nuestras miradas. Siento su mirada sobre mi hombro, me volteó y sonrió de esa forma pícara que solemos hacerlo nosotras. No queremos intercambiar palabras pero mi cuerpo quiere explotar. Creamos una conexión, intentamos ignorarla pero ella fue más fuerte. Buscamos la excusa, nos acercamos,  la conversación comenzó a subir de todo hasta que no pudimos más, ignoramos la gente, se dejó de escuchar la música, nos acercamos, nos tocamos, justo cuando nos acercarnos para besarnos la magia se rompió.  Todos llegaron, ¿habrán sospechado? No creo, pero aún el aire está tenso. “¿Por qué me dices esto ahora?” Me pregunta; mi silencio fue mi mejor respuesta. Porque la realidad es que no sé. ¿Miedo, quizás? ¿Respeto? No sé ,pero quiero meterme en su cama y descubrir lo que su esposa no se atreve. 

    Puedo leer los labios, puedo descifrar que tan intenso está el aire, puedo identificar esos deseos que se esconden y salen a pasear sólo por una noche... En silencio fui testigo, en silencio quise ser yo la del papel principal, en silencio tomé notas, robe tu historia e hice mio, tu deseo.