Nunca voy a ese lugar, pero ayer decidí hacerlo. Pensé que hacer una tarea extra podía ser un acto de reconocimiento en lugar de una tragedia.
Era tarde en la noche, diría yo, que casi amanecía. Salí muy confiada a buscar todo lo que necesitaba para la actividad de apertura. No fui muy lejos, pues en la próxima esquina estaba todo lo que buscaba. Era un lugar grande, con miles de cosas, era imposible perderme porque lo conocía ya por ojos de otros. Entré sin mirar a ningún lado, se me hizo difícil encontrar todo lo que quería pues todo estaba en la parte de atrás. Las horas pasaron sin detenerse ni por un segundo. Tuve que salir por la puerta trasera puedo ya el lugar había cerrado por completo, caminaba para el lugar de los taxis, cuando veo uno que pasa; intente detenerlo pero parecía que huía. Al poco tiempo uno se detuvo, pero algo dentro de mi no quería subirse a el. La puerta se cerró de cantazo dos hombres me tomaron en brazos y me dejaron caer sobre la cera. Tenia tanto miedo que el mismo temor no dejó que sintiera dolor. Me apuñalaban una y otra vez. Mi cuerpo se desangraba y no podía gritar porque la fuerza que eso conllevaría me mataría al instante. La apertura se llevó a cabo sin problemas, nadie parecía recordarme ni siquiera tu quien te llamabas mi amigo.