viernes, 2 de julio de 2010

Mis labios amanecieron sellados

Al ritmo de un tango cosías mis labios.

-¿bailamos?


-¿Por qué bailaría con el hombre que me tortura?


El solo deseaba apagar mis palabras para hacer renacer mi cuerpo. “Baila”. Obedecí me acerque y baile, me deje llevar. Mi cuerpo de unió demasiado nos convertimos en uno. Un mismo aliento, un mismo corazón, un mismo deseo.

- No temas, yo descoseré tus labios en el momento en que deba besarlos. Mientras tanto; juega.


Una habitación a media luz, un rojo predominante y por todas parte se oía un tango de la vieja Argentina. Ese que solo es escuchado por aquellos que desean hacer el amor hasta morir. Baile, me moví, me deje sentir, llevar, tocar, acariciar. Olvide que mis labios seguían cosidos. No los necesite para dejar ver el placer que todo a mí alrededor me provocaba.


- Descose mis labios


¡Beep, Beep!

11:00 am

Me duelen los labios, aún escucho el tango. Esto no fue un sueño fue solo el receso.

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