Soñaba con un cielo siempre azul, un campo enorme lleno de hermosas flores. La busqueda no fue sencilla, visite más de un lugar buscando mi sueño. Hasta que llegue aqui, fue amor a primera vista. Ya van 16 años desde ese primer día y aún me siento enamorada de este lugar, quizas sea algo más que amor; una conexión mágica. Me hubiese encantado que mis hijos vivieran este mundo como lo viven mis nietos. Ellos al igual que yo aman este lugar, solo que le temen al lago. No se a que podrá deberse ese miedo pues, es un lago tranquilo, hermoso y fresco. Recuerdo que un verano les pregunte y solo recibi de ellos una respuesta seca: " Ese lago esconde algo malo, abuelita". Jámas volví a preguntar.
Pasaron los años y mis nietos ya habían olvidado el mundo mágico que alguna vez crearon aquí. Sus visitas eran escasas y muy cortas. Me comencé a sentir sola, ya este lugar se comenzaba a hacer tan grande y frio. Necesitaba compañía. Contrate varias damas de compañía pero ellas parecían más viejas que yo. Poco a poco me comenzaba a dar por vencida, ya comenzaba a considerar la idea de volver a los suburbios de la ciudad. Semanas despues a mi casa se acerco un niño de unos 10 años, todo sucio y desorientado, solo pedía comida y un techo donde pasar la noche. Le prepare un caldo y le dí ropa que mis nietos dejaron alguna vez aquí y jámas volvieron a usar para que se bañara. Ya cuando el niño tuvo su barriga llena y se encontraba limpio le pedí que me contará su historia.
Lo escuche atentamente algo en sus ojos me decía que me decia la verdad. Desde ese momento el formo parte de mi casa y de mi vida. Era un buen niño, me recordaba a cada minuto lo bueno que era vivir. Se pasaba horas jugando en el campo con la flores y a diferencia de mis nietos el amaba el lago. Nadaba cada mañana antes del desayuno. Una vez le pregunte como él veía el lago y me contesto: "Es mi lugar especial pero sé que me esconde algo". No le comente nada pero me comenzaba a preocupar. No es normal su respuesta. Mi impaciencia me llevo directamente al lago y ver por mi misma que tanto tenía el lago para que todos pensarán que escondía algo. Camine hasta la orilla con temblor en las rodillas pero sabia que debía ver que había ahí. Me parece estupido que llevando tantos años viviendo en esta casa jámas me haya acercado al rio. Quizas algo dentro de mi, me decía que no me acercase. Una vez delante del lago me tire sin pensarlo dos veces. Me deje ir hasta el fondo para ver por mi propia cuenta que alli no habría nada.
Una vez en el fondo me dí cuenta de que escondía el lago; otro mundo.
continuará....
Pasaron los años y mis nietos ya habían olvidado el mundo mágico que alguna vez crearon aquí. Sus visitas eran escasas y muy cortas. Me comencé a sentir sola, ya este lugar se comenzaba a hacer tan grande y frio. Necesitaba compañía. Contrate varias damas de compañía pero ellas parecían más viejas que yo. Poco a poco me comenzaba a dar por vencida, ya comenzaba a considerar la idea de volver a los suburbios de la ciudad. Semanas despues a mi casa se acerco un niño de unos 10 años, todo sucio y desorientado, solo pedía comida y un techo donde pasar la noche. Le prepare un caldo y le dí ropa que mis nietos dejaron alguna vez aquí y jámas volvieron a usar para que se bañara. Ya cuando el niño tuvo su barriga llena y se encontraba limpio le pedí que me contará su historia.
Lo escuche atentamente algo en sus ojos me decía que me decia la verdad. Desde ese momento el formo parte de mi casa y de mi vida. Era un buen niño, me recordaba a cada minuto lo bueno que era vivir. Se pasaba horas jugando en el campo con la flores y a diferencia de mis nietos el amaba el lago. Nadaba cada mañana antes del desayuno. Una vez le pregunte como él veía el lago y me contesto: "Es mi lugar especial pero sé que me esconde algo". No le comente nada pero me comenzaba a preocupar. No es normal su respuesta. Mi impaciencia me llevo directamente al lago y ver por mi misma que tanto tenía el lago para que todos pensarán que escondía algo. Camine hasta la orilla con temblor en las rodillas pero sabia que debía ver que había ahí. Me parece estupido que llevando tantos años viviendo en esta casa jámas me haya acercado al rio. Quizas algo dentro de mi, me decía que no me acercase. Una vez delante del lago me tire sin pensarlo dos veces. Me deje ir hasta el fondo para ver por mi propia cuenta que alli no habría nada.
Una vez en el fondo me dí cuenta de que escondía el lago; otro mundo.
continuará....