Porque detrás de cada historia hay un pequeño
paralelo con la realidad…..
Estoy cansada de ver como señalan a un
inocente. En ese momento era una niña, pero podía distinguir entre lo que estaba
bien o mal, y señalar a un inocente de tal suceso está mal. Yo no soy la
culpable, pero estuve presente y eso es razón suficiente para que me puedas
señalar a mí en lugar de a ella.
Fue apenas hace dos años, mi novio era amigo de
mi mamá y ella dejaba que me visitará siempre y cuando le llevará algo para “hacerla
feliz”. Mi papá no podía enterarse de
nada, porque eso lo llevaría a solicitar la custodia de mis hermanos y la mía. Lo
que pasaba dentro de mi casa esos días allí se quedaba. Ese fin de semana mi
mamá debía quedarse con nosotros, pero le pidió a papá que por favor buscara a Sebastián, mi
hermano menor, y lo llevará con él, pero él no pudo. Con Ana, mi otra hermana menor, no había
problemas, pues una vez se quedaba dormida no despertaba en toda la noche. Pero
Sebastián no, el siempre estaba pendiente a lo que pasaba para contarle a papi
y así lograr que nos fuéramos con él.
Como el plan no funcionó, le pedí a Ramón, mi novio que llegará un poco más tarde para que mami tuviera
tiempo de dormir a mi hermano menor. Ramón era mi novio hace algunos meses, mi
mamá me lo presentó y aprobó nuestro noviazgo desde antes de empezar. El me
llevaba 20 años, pero eso no me importaba.
A eso de las 10:30pm llegó Ramón. Mami lo recibió con alegría, sin
embargo una vez le dio su paquete se olvido que había llegado. Todo era normal.
Mami se encero en el baño por unos minutos en lo que encontraba la felicidad.
Ella se cuidaba de que no la viera, pero no sabe que siempre era yo quien
botaba fuera de casa las jeringuillas con las que se inyectaba. No la culpo,
aún así nos amaba, aunque a Sebastián no mucho. Él era el favorito de papá.
Me quedé con Ramón en la sala, mientras bebíamos
unas cervezas y él fumaba. Yo me emborrachaba rápido, aún no tenía “resistencia”
como decía él. Mami, estaba muy drogada, jamás la había visto en ese
estado. Inclusive se dio una línea con Ramón delante de mí, cosa que nunca
hacía. Yo quería probar lo que tanto ellos le gustaba, pero ella no me dejaba; solo podía beber.
Entre las drogas y el alcohol todo se salió de
control y mami olvido que mis hermanos estaban en casa y subió el volumen del
radio muy alto. Sebastián se levantó y se asomó por las escaleras. No sabemos cuándo tiempo pudo haber estado allí,
pero fue lo suficiente como para gritar “Se lo voy a decir a papá”. Él subió corriendo
al cuarto de Ana y se escondió. Ví el miedo en los ojos de mami, pero ella no pudo hacer nada más que comenzar a
llorar.
La idea fue de Ramón. Él subió y fue al cuarto de Ana, detrás de él
estaba yo. Comenzó a gritarle a Sebastián de que si decía algo, lo mataría. Sebastián
comenzó a llorar y a gritar que quería irse con su papá y fue ahí cuando Ramón
agarró lo primero que vio y le pegó. Vi
la sangre correr por su cabeza, comencé a llorar. Lo golpeó fuerte y votaba
mucha sangre, se mareo y se dio nuevamente en la cabeza. Ya no respiro más. Sebastián murió en la
cama.
No sabíamos que hacer, ni que decir. Todos estábamos
nerviosos. Tuvimos que llamar a
abuela y contarle que paso. Al principio
solo pude escuchar gritos por el teléfono,
luego era ella quien nos decía que nos calmáramos. Limpiamos todo. Ya habían
pasado casi tres horas. Ramón se fue, pues no podían verlo allí en caso de que
fueran a investigar que había pasado. Mami tomó a Sebastián y lo llevo al
hospital. Llego gritando y pidiendo ayuda tal y como abuela le dijo.
-¡Dios mío! ¿Qué le paso a este niño?
- Se cayó de la cama. Doctor, por favor salve a mi hijo.
Fue la última vez que vi el cuerpo de Sebastián
antes de su funeral. Yo tenía prohibido
hablar, tuve que vivir en casas de
personas extrañas. Aún no se sabe quien lo hizo o al menos la policía no sabe.
Hace poco leí una historia de algún detective
con poco sentido literario, hablando de cómo ayudo a resolver un caso de un
niño asesinado. Hoy yo me tomo el
atrevimiento de intentar recrear ese momento con lo que leí, con lo que vi, con
lo que sentí. Todo es ficción. Cualquier paralelo con la realidad fue un broma que me jugó la imaginación.