miércoles, 4 de abril de 2012

Sebastián


Porque detrás de cada historia hay un pequeño paralelo con la realidad…..

Estoy cansada de ver como señalan a un inocente.  En ese momento era una  niña, pero podía distinguir entre lo que estaba bien o mal, y señalar a un inocente de tal suceso está mal. Yo no soy la culpable, pero estuve presente y eso es razón suficiente para que me puedas señalar a mí en lugar de a ella.
Fue apenas hace dos años, mi novio era amigo de mi mamá y ella dejaba que me visitará siempre y cuando le llevará algo para “hacerla feliz”. Mi papá  no podía enterarse de nada, porque eso lo llevaría a solicitar la custodia de mis hermanos y la mía. Lo que pasaba dentro de mi casa esos días allí se quedaba. Ese fin de semana mi mamá debía quedarse con nosotros, pero le pidió a  papá que por favor buscara a Sebastián, mi hermano menor, y lo llevará con él, pero él no pudo.  Con Ana, mi otra hermana menor, no había problemas, pues una vez se quedaba dormida no despertaba en toda la noche. Pero Sebastián no, el siempre estaba pendiente a lo que pasaba para contarle a papi y así lograr que nos fuéramos con él.
Como el plan no funcionó, le pedí a Ramón,  mi novio que llegará  un poco más tarde para que mami tuviera tiempo de dormir a mi hermano menor. Ramón era mi novio hace algunos meses, mi mamá me lo presentó y aprobó nuestro noviazgo desde antes de empezar. El me llevaba 20 años, pero eso no me importaba.
A eso de las 10:30pm llegó  Ramón. Mami lo recibió con alegría, sin embargo una vez le dio su paquete se olvido que había llegado. Todo era normal. Mami se encero en el baño por unos minutos en lo que encontraba la felicidad. Ella se cuidaba de que no la viera, pero no sabe que siempre era yo quien botaba fuera de casa las jeringuillas con las que se inyectaba. No la culpo, aún así nos amaba, aunque a Sebastián no mucho. Él era el favorito de papá.
Me quedé con Ramón en la sala, mientras bebíamos unas cervezas y él fumaba. Yo me emborrachaba rápido, aún no tenía “resistencia” como decía él.  Mami, estaba  muy drogada, jamás la había visto en ese estado. Inclusive se dio una línea con Ramón delante de mí, cosa que nunca hacía. Yo quería probar lo que tanto ellos le gustaba, pero ella no me dejaba;  solo podía beber.
  Entre las drogas y el alcohol todo se salió de control y mami olvido que mis hermanos estaban en casa y subió el volumen del radio muy alto. Sebastián se levantó y se asomó por las escaleras.  No sabemos cuándo tiempo pudo haber estado allí, pero fue lo suficiente como para gritar “Se lo voy a decir a papá”. Él subió corriendo al cuarto de Ana y se escondió. Ví el miedo en los ojos de mami, pero  ella no pudo hacer nada más que comenzar a llorar.
La idea fue de Ramón.  Él subió y fue al cuarto de Ana, detrás de él estaba yo. Comenzó a gritarle a Sebastián de que si decía algo, lo mataría. Sebastián comenzó a llorar y a gritar que quería irse con su papá y fue ahí cuando Ramón agarró lo primero que vio y le pegó.  Vi la sangre correr por su cabeza, comencé a llorar. Lo golpeó fuerte y votaba mucha sangre, se mareo y se dio nuevamente en la cabeza.  Ya no respiro más. Sebastián murió en la cama.
No sabíamos que hacer, ni que decir. Todos estábamos nerviosos.  Tuvimos que llamar a abuela  y contarle que paso. Al principio solo pude escuchar gritos por el teléfono,  luego era ella quien nos decía que nos calmáramos. Limpiamos todo. Ya habían pasado casi tres horas. Ramón se fue, pues no podían verlo allí en caso de que fueran a investigar que había pasado. Mami tomó a Sebastián y lo llevo al hospital. Llego gritando y pidiendo ayuda tal y como abuela le dijo.
-¡Dios mío! ¿Qué le paso a este niño?
- Se cayó de la cama. Doctor, por favor salve a mi hijo.
Fue la última vez que vi el cuerpo de Sebastián antes de su funeral.  Yo tenía prohibido hablar,  tuve que vivir en casas de personas extrañas. Aún no se sabe quien lo hizo o al  menos la policía no sabe.

Hace poco leí una historia de algún detective con poco sentido literario, hablando de cómo ayudo a resolver un caso de un niño asesinado.  Hoy yo me tomo el atrevimiento de intentar recrear ese momento con lo que leí, con lo que vi, con lo que sentí.  Todo es ficción. Cualquier paralelo con la realidad fue un broma que me jugó la imaginación.

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