Hace varios meses asistí a una actividad política en representación de mi tío. Era en un campito de mi pueblo, un lugar tranquilo, con poco movimiento, en fin un lugar extremadamente aburrido. La actividad no se quedaba atrás. No me quedo más remedio que dejar perder mi mirada por la ventana. Fue en ese preciso momento donde me percate de unos movimientos un tanto extraños en la casa del lado. Era una casa muy bonita y muy grande. En este casa para ser tan temprano en la mañana había mucho movimiento; llegaban automoviles de los cuales solo se bajan señoras de algunos 50 ó 60 años de edad. Sus esposos continuaban su camino una vez dejaban sus esposas. Al principio pensé que era una egida pero no creo que pueda haber una egida solo de mujeres casadas. Bueno continué observado porque después de todo no tenía nada más interesante que hacer. El movimiento no se detuvo, pero como a eso de las 10:30 a.m. llega una excepción al lugar; un hombre. Era de unos 55 años, fumaba tabaco, llevaba puesto una camisa a cuadros roja y negra de mangas cortadas, pantalones azules gastados amarados por una soga para que se quedaran en su lugar y por último llevaba un racimo de guineos maduros a su espalda como todo un hombre de campo. A su llegada todo el ambiente cambio por completo, de la casa salían carcajaadas y gritos de felicidad. Este patrón duro hasta eso de las 12:00 del mediodía. El hombre salió de la casa y todas las señoras salieron a despedirlo pero no antes de que las besara una a una y le diera su buena agarrada de nalgas. Horas más tardes los esposos recojieron a sus señoras y nadie se percato de nada.
Mi conclusión no era una egida de señoras y mucho menos un encuentro de las girls scout de 1975 era un prostíbulo para mujeres de la tercera edad.
Mi conclusión no era una egida de señoras y mucho menos un encuentro de las girls scout de 1975 era un prostíbulo para mujeres de la tercera edad.
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