
Mi madre me levanta temprano en la mañana para que me prepare porque mi papá [que realmente era mi padrastro, pero como estuvo conmigo desde pequeña, me siento en la libertad de decirle "papá"] nos llevaría a dar una vuelta por la isla. Como era de esperar, yo ya estaba despierta y lista antes que mi mamá y mis hermanos llegaran a mi habitación. Yo amaba ir a pasear por eso nunca podía dormir la noche antes de salir. Mami, tenia una guaguita tres potes que aunque era viejita se veía como nueva y nunca nos dejo a mitad de camino. En ese automovil íbamos mis dos hermanos menores, mi abuela, mi mamá, mi papá y yo; un grupo bastante grande para el tamaño del automovil pero todos íbamos tan contentos que no importaba ir apretados o en la falda de mi abuela. Desde Gurabo hasta Cabo Rojo, mi madre y mi abuela nos contaban a mis hermanos y a mi grandes historias de indios, españoles, hadas, fantasmas y buenas personas con finales felices como los cuentos de hadas.
Cuidado, vas a chocar! volví a la realidad. Estoy en un tercel gris, hacia un bonito día. Me lamento una y otra vez no andar con mi cámara para retratar tan lindos paisajes. Mi madre no es la que conduce sino mi suegra, a mi lado no estaba mi abuela o mis hermanos. Iba de paseo pero un paseo donde nadie hablaba ni imaginaba grandes historias. Ya no tengo 7 años, tengo 19 y ya no puedo continuar imaginando historias porque ya estoy viviendo una.
No hay comentarios:
Publicar un comentario